La mayor presencia de dióxido de carbono en la atmósfera podría
tener efectos beneficiosos para la agricultura al contribuir positivamente al
crecimiento y reproducción de vegetales de interés alimentario. Pero a cambio,
según se desprende de una investigación de la Universidad de Ohio State, las
cosechas pierden valor nutritivo. Es el alto precio de una contaminación
atmosférica que, en paralelo, reduce de forma alarmante la presencia de
micronutrientes esenciales en los vegetales.
La mayor presencia de dióxido de carbono en la atmósfera
incrementa la productividad de las cosechas pero disminuye su calidad
nutricional Lo esperado, según Curtis, es que la mayor concentración de CO2
atmosférico jugara un papel positivo en el desarrollo vegetal. Y, en efecto,
como se había evidenciado en otros estudios anteriores, el mayor aporte de
carbono, que es incorporado por las plantas de forma natural, favorece
claramente un mayor y más rápido crecimiento, así como una superior
productividad de frutos y semillas. Por tanto, la quema de combustibles
fósiles, el principal responsable del incremento de CO2 atmosférico y uno de
los gases causantes del efecto invernadero, aseguraría, al menos sobre el papel,
un mayor rendimiento de las cosechas, "incluso cuando las condiciones no
son las ideales".
Pero sólo sobre el
papel. El estudio revela también que, al menos en este caso, cantidad y calidad
andan reñidos. "Las cosechas van a ser más productivas pero mucho menos
nutritivas”. La razón es la menor cantidad de nitrógeno presente en los
vegetales, un compuesto fundamental para la formación de un buen número de
proteínas animales. La menor presencia de nitrógeno sólo puede compensarse
aumentando el volumen de vegetales ingeridos, "aspecto poco
recomendable", advierte el científico norteamericano, "tanto en
alimentación humana como animal".
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