Los primeros programas de lucha contra la contaminación atmosférica
son nacionales y surgen, inicialmente, para proteger la salud y bienestar de
las poblaciones expuestas a niveles de contaminación superiores a los valores
considerados aceptables y causados, bien por un foco puntual emisor de
contaminantes peligrosos, o por la estructura demográfica e industrial de una
determinada zona que provoca una contaminación general o episódica.
La mayoría de los países industriales han desarrollado
reglamentaciones de lucha contra la contaminación atmosférica, adoptando estrategias
en función de sus peculiares características tradicionales, culturales y
ambientales. No obstante, se reconocen una serie de principios generales que
deben tenerse presentes para una eficaz lucha contra la contaminación
atmosférica, entre los que podemos destacar:
·
Las decisiones deben basarse en datos
correctos obtenidos del conocimiento científico y técnico, de los procesos
ecológicos y de la tecnología para el control de las fuentes de emisión.
·
Los métodos a aplicar han de ser
flexibles, de forma que puedan adaptarse al cambiante desarrollo del
conocimiento del problema y de las técnicas para resolverlo.
·
Han de tenerse en cuenta las
circunstancias tanto económicas como ambientales, siendo necesario disponer de
un buen sistema de análisis económico y de prioridades económicas.
·
La coordinación y una eficaz estructura
legislativa y administrativa son necesarias para convertir las prioridades y
decisiones en acción.
Aparte de estos
principios de carácter general, es imprescindible para llevar a cabo un
programa de lucha contra la contaminación atmosférica una fuerte concienciación
del público a través de una información lo más amplia posible y una decidida
voluntad política, ya que la promulgación de leyes contra la contaminación
atmosférica es una decisión de carácter político en cualquier país.
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